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Árboles urbanos: pilares claves para mejorar calidad del Aire en ciudades, pero requieren acciones complementarias
Los árboles urbanos no solo embellecen el paisaje y proporcionan sombra, sino que también juegan un papel esencial en la mejora de la calidad del aire en las ciudades. Los árboles ofrecen servicios ecosistémicos cruciales, como la captación y recarga de fuentes de agua, la producción de oxígeno y la absorción de dióxido de carbono (CO2), funciones especialmente importantes en áreas urbanas con alta polución ambiental.
Un estudio de la Universidad de Jaén en España destaca que la contaminación del aire es un problema recurrente en muchas zonas urbanas, afectando negativamente la salud humana, deteriorando materiales y procesos naturales, y reduciendo la visibilidad. En este contexto, los bosques urbanos son vitales, ya que contribuyen a mejorar la calidad del aire al reducir la temperatura, filtrar contaminantes y disminuir el consumo energético de los edificios cercanos, lo que a su vez reduce las emisiones de contaminantes de las fuentes de energía eléctrica. Según un artículo de The Lancet Planetary Health, casi el 90% de la población urbana está expuesta a niveles de partículas finas que superan las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Diego Salas, director de programas de Greenpeace Andino, subrayó que aunque los espacios verdes son cruciales para mejorar la calidad del aire, no son suficientes por sí solos. "Es fundamental implementar mejoras en el transporte público y otras infraestructuras urbanas", afirmó. Salas añadió que las ciudades deben ser prioritarias en la lucha contra la crisis climática y los eventos extremos, combinando la preservación de áreas verdes con un sistema de transporte más eficiente y sostenible, así como el control de las fuentes industriales fijas.
ONU Hábitat, el programa de Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos, publicó un documento resaltando los múltiples beneficios que los árboles urbanos aportan a las ciudades y sus habitantes, haciendo hincapié en la necesidad de cuidarlos y protegerlos. Los árboles aumentan la biodiversidad urbana proporcionando hábitat, alimento y protección a plantas y animales. Un árbol maduro puede absorber hasta 150 kilos de gases contaminantes al año, desempeñando un papel clave en la mitigación del cambio climático. En zonas urbanas con alta contaminación, los árboles mejoran la calidad del aire, haciendo las ciudades más saludables.
Los árboles grandes actúan como filtros naturales para contaminantes urbanos y partículas finas como el polvo, atrapándolos en sus hojas y corteza. Colocados estratégicamente, los árboles pueden reducir la temperatura del aire entre 2 y 8 grados centígrados. Situar árboles alrededor de edificios puede disminuir el uso de aire acondicionado hasta en un 30% y reducir las facturas de calefacción invernal entre un 20% y un 50%.
Vivir cerca de áreas verdes urbanas y tener acceso a ellas mejora la salud física y mental, reduciendo la presión arterial alta y el estrés, lo que contribuye al bienestar de las comunidades. Los árboles maduros regulan el flujo de agua y juegan un papel crucial en la prevención de inundaciones y la reducción del riesgo de desastres naturales, interceptando más de 15.000 litros de agua al año. La planificación de paisajes urbanos con árboles puede incrementar el valor de las propiedades hasta en un 20%, además de atraer turismo y negocios a la zona.