Otra jornada de lluvia y Berisso quedó bajo agua, como la ciudad de la mitología griega "La Atlántida". Pero aquí no hubo un castigo de los dioses, sino años de abandono y desidia. Mientras los vecinos luchan por salvar lo poco que quedó seco, el intendente Fabián Cagliardi parece haber asumido su papel de Poseidón, aunque más preocupado por su reinado acuático que por evitar que su pueblo se hunda en el desastre.
Según la leyenda, la Atlántida fue tragada por el océano en un solo día y noche de infortunio. Berisso, en cambio, se sumerge un poco más con cada tormenta. Con 12 evacuados y calles convertidas en ríos involuntarios, los vecinos ya no saben si pedir ayuda a Defensa Civil o empezar a construir balsas.
Las imágenes de autos flotando, cloacas desbordadas y casas anegadas son la postal de una ciudad que parece condenada a hundirse, no por la furia de los dioses, sino por la inacción de los hombres. Irónicamente, la Municipalidad ya cuenta con las condiciones ideales para dar clases de buceo. Si Berisso sigue este rumbo, quizás algún día también se convierta en una civilización perdida.