Los vecinos de La Plata, Berisso y Ensenada denuncian que no pueden salir sin ser devorados por los mosquitos. Los autos amanecen tapizados de pequeños cadáveres y los bares ya ofrecen "fernet con OFF". Mientras las autoridades analizan medidas, el pueblo se defiende con espirales y manotazos desesperados.
Científicos y expertos aseguran que las recientes lluvias y el calor extremo crearon el caldo de cultivo perfecto para esta invasión de mosquitos. Sin embargo, los habitantes de la región ya tienen sus propias teorías: desde una venganza de los insectos contra el humano opresor, hasta una conspiración para impulsar la venta de citronela. Mientras tanto, los locales agotaron las existencias de aerosoles y redes mosquiteras. ¿El fin de la invasión está cerca? ¿O deberemos rendirnos ante nuestro nuevo ejército volador?