El intendente de General Pueyrredón difundió con orgullo un video donde agentes municipales hostigan a personas en situación de calle, limpiavidrios y trabajadores informales. La puesta en escena incluye frases humillantes, música de fondo y un tono punitivista que no disimula su desprecio por los excluidos. Lejos de pensar políticas sociales, Montenegro elige la estigmatización como forma de gestión. Una ciudad para pocos, un Estado ausente y un intendente que convierte la exclusión en espectáculo.
No es sólo un video, es una declaración de principios. La gestión de Montenegro no busca resolver los problemas de fondo, sino barrerlos debajo de la alfombra, o directamente, sacarlos de plano. En vez de invertir en políticas de inclusión, despliega recursos municipales para humillar al que menos tiene. Y lo hace con escenografía de campaña: dramatismo barato, edición cuidada y frases que naturalizan la violencia institucional. Mar del Plata no necesita un sheriff de redes sociales; necesita un gobierno que mire a los ojos a los que caen, y tienda una mano en lugar de apuntar con el dedo.