Operativo Independencia: a 50 años del inicio del horror
A 50 años del Operativo Independencia, las cicatrices del primer ensayo represivo sistemático en Argentina aún duelen. Esta intervención militar, decretada en febrero de 1975 por Isabel Perón, marcó el comienzo de un capítulo oscuro en la historia nacional. Lo que comenzó como una misión para neutralizar focos guerrilleros se convirtió en una maquinaria de secuestros, torturas y desapariciones.
El 5 de febrero de 1975, Isabel Perón firmó el decreto que facultó al Ejército para intervenir en el monte tucumano. El objetivo inicial: erradicar a un pequeño grupo guerrillero del ERP que buscaba sublevar pueblos en la zona.
Pero las cifras reflejan otra realidad: 1.500 soldados desplegados en un pueblo de apenas 8.000 habitantes, miles de civiles secuestrados, y un centro clandestino de detención montado en una escuela.
Acdel Vilas, el general de brigada al mando, transformó la Escuelita de Famaillá en el primer centro clandestino de detención del país, un modelo replicado luego durante la dictadura. Según informes, por allí pasaron 3.000 personas. Obreros, docentes, estudiantes y militantes sociales fueron víctimas de un sistema diseñado para sembrar el terror.
En diciembre de 1975, Domingo Bussi relevó a Vilas, llevando la represión a nuevos extremos. Su lema, “Tucumán, cuna de la independencia, sepulcro de la subversión”, justificó acciones brutales. Los fondos destinados a la lucha antisubversiva se desviaron hacia cuentas personales, mientras se imponía un régimen de terror en toda la provincia.
Bussi no solo supervisó desapariciones y asesinatos, sino que los ejecutó frente a sus soldados, reforzando una imagen de poder absoluto. Su intervención dejó una huella indeleble que culminó con su designación como gobernador interventor en marzo de 1976.
A pesar de los esfuerzos por ocultar el horror, los juicios por delitos de lesa humanidad comenzaron a desentrañar la verdad décadas después. En 2017, diez responsables del Operativo Independencia fueron condenados. En un segundo juicio, tres recibieron prisión perpetua. Sin embargo, las heridas permanecen abiertas, especialmente para las familias de las víctimas.
En el 50° aniversario del Operativo, Héctor Guillermo Sottovía, un abogado con posturas polémicas, organiza un homenaje a los militares involucrados. Los actos incluyen desfiles y vigilias en Tucumán, con apoyo del gobierno provincial de Osvaldo Jaldo. La sociedad observa con tensión y dolor cómo se legitiman relatos que buscan relativizar la magnitud de los crímenes cometidos.
El Operativo Independencia no fue solo un hecho histórico; fue el preludio de una dictadura que marcaría a fuego al país. Recordar es un ejercicio de justicia y responsabilidad. Mientras figuras como Victoria Villarruel y Luis Petri debaten sobre memoria y reconciliación, es esencial que las nuevas generaciones comprendan lo ocurrido para que nunca más se repita. La herida sigue abierta, pero conmemorar es también una forma de resistir el olvido.
