Los legisladores del Congreso argentino se encuentran en pie de guerra debido a los recortes salariales. Tras la firma del decreto para retrotraer el aumento de las dietas, el sueldo de senadores y diputados se reducirá drásticamente, generando un profundo malestar entre los parlamentarios.

En los pasillos del Congreso, las quejas son moneda corriente. Los legisladores, tanto del oficialismo como de la oposición, expresan su indignación ante esta situación. Con el descuento de un solo saque, muchos se verán obligados a ajustarse el cinturón y hacer malabares para llegar a fin de mes.

Las declaraciones de Victoria Villarruel, quien se desmarca de Milei y defiende la importancia de una remuneración justa para los legisladores, suman más leña al fuego. Mientras tanto, en el ambiente político se respira un clima de descontento y desconfianza hacia las medidas impulsadas por el Ejecutivo.

La incertidumbre reina en el Congreso, ya que los parlamentarios desconocen cuánto cobrarán en sus próximos sueldos. Esta falta de claridad genera aún más malestar y tensión en un escenario político ya de por sí convulsionado.

En medio de esta crisis, las alianzas políticas se resquebrajan y las negociaciones se vuelven más difíciles. El recorte salarial amenaza con obstaculizar la colaboración entre los diferentes bloques parlamentarios, complicando aún más la situación política del país.

Mientras tanto, desde el macrismo y otros sectores de la oposición se critica la forma en que se llevó a cabo el descuento de las dietas, cuestionando la falta de previsión y proponiendo alternativas para mitigar el impacto en los ingresos de los legisladores.

En resumen, la situación en el Congreso es de profunda preocupación y malestar. Los recortes salariales amenazan con desestabilizar aún más el panorama político, generando divisiones y tensiones que complican la tarea legislativa.