Bien podría calificarse a Marcos Rojo como uno de los jugadores más conflictivos que surgió del semillero platense en los últimos años.

Sin lugar en Boca y pidiendo a gritos volver a Estudiantes, el defensor sigue separado del plantel profesional que dirige Miguel Angel Russo, aún cuando su salida del equipo titular no le cambió la suerte al Xeneize.

En las últimas horas, desde el entorno del hombre que se dejó ver en el partido de Las Malvinas en la definición de la Liga Amateur Platense hace veinte días, hicieron circular la versión de que Independiente estaba interesado en contratarlo.

La estrategia apuntaba a potenciar la supuesta ansiedad de Agustín Alayes en Estudiantes (el único interesado en que el defensor regrese al club) para avanzar en las negociaciones.

En el medio de todo esto, desde Independiente salieron al cruce del rumor y desestimaron cualquier posibilidad de contratar a Rojo, al que Boca parece retener como un rehén en penitencia: no lo tiene en cuenta pero tampoco lo libera fácilmente, ya que pide mucho dinero para dejarlo ir antes de que termine su contrato en diciembre.

¿Qué hizo el jugador que el pasado 20 de marzo cumplió 35 años para estar pasando pro todo esto? Básicamente no cuidó las formas de manejarse junto a su familia y subestimó las vueltas del destino. Creyó que se iba a retirar como ídolo indiscutido de Boca luego de dejar clavado a Estudiantes cuando le abrió las puertas. Se reconoció fanático del Xeneize una vez que empezó a negociar con ese club hace seis años. Y sobre todo no le puso un freno a su entorno cuando decidieron expresarse públicamente en contra del Pincha y algunas de sus figuras.

Con algunos comunicadores amigos, Rojo intentó instalar que solamente jugaría en Estudiantes en el caso de tener que seguir vinculado al fútbol argentino, pero desde hace dos semanas la situación no avanzó y la historia gira en el mismo círculo.

El enfrentamiento público de Sebastián Verón con la AFA llevó a que Riquelme tome partido y no le haga fáciles las cosas al Pincha, que ahora sabe que en el caso de pretender sumar a Marcos Rojo como refuerzo deberá pagar algo que el presidente del Pincha no está dispuesto a hacer. ¿Acaso Agustín Alayes sí?

Mientras tanto, ni Independiente, ni Verón y mucho menos los hinchas de Estudiantes le están dando bolilla a la estrategia de Marcos, que sigue “rojo” de la impotencia y entrenando solo y separado del plantel de boca mientras siguen pasando las fechas y partidos en el fútbol argentino.

¿Terminará en Las Malvinas?