Después de dos meses de relativo silencio, la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner reapareció esta semana en la escena política argentina con dos intervenciones en redes sociales que desencadenaron una serie de respuestas y movimientos por parte del Gobierno.

En primer lugar, publicó un paper de 33 páginas que criticaba las políticas económicas de la Casa Rosada y tendía puentes hacia la oposición dialoguista, señalando la posibilidad de discutir políticas de Estado.

En respuesta, el kirchnerismo asegura estar dispuesto a llegar a acuerdos en temas cruciales, como la extensión del Fondo de Incentivo Docente, que quedó congelado tras la decisión del Gobierno de no transferir fondos a las provincias. En este contexto, se vislumbra un posible trabajo conjunto entre el peronismo y la oposición dialoguista en el Parlamento.

Por otro lado, CFK se pronunció sobre un informe que revelaba un aumento en la pobreza, comparándolo con cifras de su gestión y acusando al gobierno actual de jugar con la situación económica del país. Esta declaración provocó una airada respuesta por parte del oficialismo, que acusó a la ex presidenta de corrupción y cuestionó la veracidad de las cifras durante su gobierno.

La estrategia del oficialismo parece centrarse en confrontar con Cristina Kirchner, posicionándola como responsable del presente y el pasado de Argentina. Mientras tanto, la ex presidenta sigue siendo una figura central en la oposición, dispuesta a enfrentar al Gobierno en medio de una profunda crisis económica. En este contexto de polarización política, la voz de CFK sigue siendo inigualable en el peronismo.