En un partido entre el Esteghlal y el Aluminium de Arak el pasado 12 de abril, un hecho insólito sacudió al fútbol iraní. Hossein Hosseini, arquero del Esteghlal, fue penalizado por la Federación Iraní de Fútbol luego de defender a una aficionada que había invadido el campo de juego sin llevar el velo obligatorio impuesto por el régimen de Teherán.

La situación se desencadenó cuando una joven aficionada, en su intento por llegar hasta Hosseini, perdió el velo durante la carrera. Al percatarse de que la policía intentaba arrestarla por no cumplir con el código de vestimenta islámico, el arquero intervino para protegerla de la violencia.

Esta acción provocó la expulsión de Hosseini del partido y la protesta de sus compañeros de equipo.

Sin embargo, la sorpresa llegó días después, cuando el comité disciplinario de la Federación de Fútbol iraní impuso una multa de 3.000 millones de riales (aproximadamente USD 4.300) al arquero por haber tocado a la mujer. Esta decisión ha generado fuertes críticas entre futbolistas, aficionados y activistas por los derechos humanos.

El fallo se basó en el artículo 71 del código disciplinario de la federación, que establece sanciones para los jugadores que insulten a los oficiales de la competición en entrevistas u otros medios. La actitud de la federación ha sido duramente cuestionada, especialmente considerando el contexto de represión que enfrentan las mujeres en Irán, tanto en los estadios como en las calles.

La prohibición de la asistencia de mujeres a los estadios en Irán duró 40 años, hasta que fue levantada en 2019 tras la presión de la FIFA. Sin embargo, las restricciones persisten y el reciente episodio con Hosseini refleja la continua lucha por la igualdad y los derechos de las mujeres en el país.