En un país que aún respira democracia, no podemos quedarnos callados frente a la persecución política, judicial y mediática que sufre Cristina Fernández de Kirchner. Esta embestida no es casual: responde al miedo profundo que tiene el actual gobierno libertario de ser derrotado por una líder que sigue vigente, que sigue movilizando al pueblo, que representa una historia de conquistas y derechos.

Cristina no se postula, pero igual la quieren silenciar. Hicieron lo imposible para correrla del escenario político. La estigmatizan, la persiguen, la acusan. ¿Por qué? Porque saben que su liderazgo incomoda al poder real, porque su figura es símbolo de justicia social, de soberanía, de una Argentina con memoria y dignidad.

Mientras tanto, vivimos una verdadera estafa internacional. El país está siendo saqueado, entregado al capital financiero, gobernado por discursos de odio y violencia. Este gobierno libertario no defiende la libertad: la usa como excusa para reprimir, empobrecer y callar. Pero el pueblo no es tonto y no olvida.

Exigimos justicia real, no una justicia armada para perseguir a dirigentes populares. Queremos ver presos a los verdaderos corruptos, a los que usan el Estado para enriquecerse, desde presidentes hasta legisladores. Que se investigue todo, pero con la misma vara. Basta de impunidad selectiva.

Estamos en democracia. Y aunque duela, el país sigue de pie. Viviana Aguirre acompaña la libre expresión del pueblo, de los periodistas, de quienes luchan por una Argentina libre, justa y soberana. Queremos vivir en libertad, pero no en una libertad que oprime: en una libertad que incluya, que respete y que escuche.

Porque cuando el pueblo habla, el poder tiembla.

RECUERDEN, ARGENTINA TIENE MEMORIA
VIVÍ EN LIBERTAD