Murió Roque, el perro que vivía en el Hospital Cestino de Ensenada
Roque ya no camina por los pasillos del Hospital Cestino. El perro que durante años fue compañía y refugio para médicos, enfermeros, pacientes y familiares falleció, dejando un vacío difícil de llenar.
Era más que un perro sin dueño: era de todos. Con su andar tranquilo y su mirada noble, se convirtió en un símbolo del hospital, un amigo incondicional que sabía en qué momento acercarse para ofrecer consuelo.
"Siempre estaba ahí, en la entrada, en la guardia, en los pasillos. Lo cuidábamos entre todos, nunca le faltó comida ni cariño", recuerdan los trabajadores del hospital con una mezcla de tristeza y gratitud.
Hoy, su ausencia pesa. Pero quienes lo conocieron saben que Roque sigue presente en cada rincón del Hospital Cestino, en la memoria de quienes alguna vez cruzaron su camino y recibieron de él un gesto de compañía en los momentos más difíciles.