Todo comenzó cuando la policía llegó a 7 y 169 tras la denuncia del hurto de una moto Honda Wave. Mientras tomaban declaración al damnificado, la investigación se resolvió sola: los flamantes sospechosos pasaron tranquilamente por el lugar montados en la mismísima moto sustraída.
Acto seguido, se dio inicio a la persecución, que duró apenas unas cuadras. Los jóvenes, que al parecer no habían pensado en un plan de escape demasiado elaborado, fueron interceptados con una herramienta casera para forzar el tambor de arranque.
.jpeg)
El caso quedó en manos de la fiscalía, que dispuso la entrega de los aprendices de motochorros a sus progenitores. Ahora les tocará enfrentar una causa por "encubrimiento" y, probablemente, una larga charla con sus padres sobre decisiones de vida.
