El avance del cangrejo azul en Punta Lara: ¿riesgo ambiental o nueva oportunidad económica?
La aparición masiva del cangrejo azul (Callinectes sapidus) en la zona costera de Punta Lara, partido de Ensenada, genera preocupación y expectativas en partes iguales. Originario del Océano Atlántico occidental, este crustáceo invasor comenzó a observarse en las costas del Río de la Plata en 2020, pero fue en el último año cuando su población explotó, encendiendo las alarmas de biólogos y pescadores.
El biólogo marino Nicolás Battini, uno de los primeros en estudiar el fenómeno, señaló que la expansión del cangrejo azul puede tener impactos negativos en el ecosistema local, especialmente por su carácter depredador y su capacidad de desplazamiento. "Es un animal muy voraz. Puede competir con especies autóctonas y alterar el equilibrio del río", explicó.
Sin embargo, la situación también despierta interés desde otro ángulo: el económico. En países como Estados Unidos, el cangrejo azul es altamente valorado por su carne, lo que abre una puerta a su aprovechamiento comercial. De hecho, en las últimas semanas comenzaron a registrarse pescas artesanales del crustáceo en la región.
Desde el Instituto de Limnología "Dr. Raúl Ringuelet" (ILPLA-CONICET-UNLP), especialistas como Battini trabajan en conjunto con pescadores locales para entender el comportamiento del cangrejo y evaluar su impacto real. “Hay que estudiar si puede haber un manejo controlado. En este momento, no hay certezas”, agregó.
Pescadores artesanales y algunos sectores productivos no ocultan su entusiasmo. “Lo estamos viendo como una oportunidad”, dijo uno de ellos. “Hay que organizar la pesca y pensar en una posible comercialización a futuro”.
El crecimiento de la población del cangrejo azul en el Río de la Plata plantea el desafío de una regulación temprana. Según los expertos, se trata de una especie con alta capacidad reproductiva, por lo que su expansión podría ser imparable si no se interviene a tiempo.
Desde el Estado, aún no hay medidas concretas. Se espera que, con la información que recojan los investigadores, se elabore un plan de monitoreo y posibles estrategias de control o aprovechamiento sostenible.