Barbieri, el hombre que estuvo 382 días sin comer: el debate sobre el ayuno intermitente
En 1973, el caso de Angus Barbieri dejó perplejos a médicos y público por igual, desafiando los límites humanos en el ayuno y la pérdida de peso. Documentado por el Post Graduate Medical Journal, este escocés de 27 años logró perder asombrosos 125 kilogramos después de un ayuno supervisado de 382 días.
Partiendo de un peso inicial de 207 kilogramos, Barbieri demostró una voluntad excepcional al restringir su dieta únicamente a vitaminas, electrolitos, café negro, agua con gas y té. Bajo la constante supervisión médica en la Royal Infirmary de Dundee, Escocia, su objetivo era permitir que su cuerpo utilizara las reservas de grasa como fuente de energía, evitando la ingesta de alimentos sólidos.
Aunque su meta inicial era perder 81 kilogramos, Barbieri superó ampliamente esta cifra. Su experiencia no solo puso a prueba su resiliencia, sino que también ofreció valiosas perspectivas sobre la fisiología del ayuno prolongado. Los médicos advierten que, si bien su caso es fascinante, el ayuno prolongado debe ser abordado con extrema cautela y siempre bajo supervisión médica.
Este extraordinario caso destaca las extremas a las que puede llegar el cuerpo humano en situaciones límite, siempre y cuando se manejen adecuadamente bajo cuidado médico.
Por otro lado, el ayuno intermitente ha ganado popularidad, especialmente el método 16/8, que implica 16 horas de ayuno y 8 horas de alimentación. Según la licenciada en Nutrición, María Cecilia Ponce, esta práctica puede inducir procesos de desintoxicación y reparación celular, mejorando la sensibilidad a la insulina y promoviendo la quema de grasa.
Sin embargo, un estudio reciente publicado en el Journal of the American Heart Association sugiere que limitar las horas de ingesta de alimentos no contribuye significativamente a la pérdida de peso. Más bien, el tamaño de las porciones y la cantidad total de alimentos consumidos parecen ser factores más determinantes en el control del peso.