¿Cómo atraer a los jóvenes al futuro de la empresa familiar? Claves desde el liderazgo actual
Muchos líderes de empresas familiares se preguntan: “¿Y si mis hijos no quieren seguir?”. O peor: “¿Y si no están preparados?”. El miedo a perder el legado o a que la siguiente generación no esté comprometida es uno de los grandes fantasmas de los fundadores y actuales directores.
Pero la verdadera pregunta es: ¿qué pueden hacer hoy los líderes para generar interés, compromiso y sentido de pertenencia en los jóvenes? Según un estudio de EY y la Universidad de St. Gallen, el 70% de los líderes de empresas familiares a nivel mundial consideran que los jóvenes de la familia están poco involucrados o desmotivados frente al negocio familiar. En Argentina, un relevamiento de KPMG indica que solo el 26% de las empresas familiares tiene un plan formal de sucesión generacional, lo que dificulta aún más el vínculo entre las generaciones.
Sin embargo, hay ejemplos positivos. Empresas familiares que han implementado procesos participativos y espacios de formación intergeneracional han logrado una mayor retención e involucramiento de sus herederos. Es decir, el compromiso se construye, no se hereda.
La respuesta no pasa por forzar ni por prometer beneficios. Pasa por crear espacios de escucha, por validar sus tiempos, por compartir la historia familiar sin cargarla de expectativas. Y también por ofrecer experiencias donde los jóvenes puedan conectar con otros en su misma situación, lejos del juicio y cerca del entendimiento.
Los Grupos Estim se convierten en una herramienta clave para los líderes que quieren construir ese puente generacional. Al brindar un lugar neutral donde los jóvenes pueden hablar, pensar y decidir, Estim acompaña el trabajo que muchas familias inician desde adentro.
El rol de los líderes actuales no es convencer: es generar el contexto para que los jóvenes se interesen por sí mismos. Pero esto requiere también de una transformación interna. Muchos líderes reconocen que sus propios miedos obstaculizan el diálogo: miedo a que sus hijos no estén a la altura, miedo a que decidan otro camino, miedo a que el legado pierda continuidad. Estos temores son comprensibles y legítimos. Pero si no se nombran, si no se trabajan, terminan transmitiéndose como presión, reproche o silencio.
Las diferencias generacionales son parte de la realidad de todas las empresas familiares del siglo XXI. Hoy los jóvenes piensan distinto, se motivan distinto y tienen otro vínculo con el trabajo, con la autoridad y con la identidad. Y eso no es una amenaza: es una oportunidad. Una empresa que logra incorporar esa nueva visión, puede renovarse, adaptarse y crecer de formas impensadas.
Pero para eso, hace falta una comunicación efectiva. No sólo transmitir información sobre la empresa, sino también hablar de emociones, expectativas, miedos mutuos. Poder conversar mientras los hijos crecen, compartir con ellos el proceso, y darles herramientas para decidir desde un lugar más informado, más libre y más sostenible.
Los Grupos Estim ofrecen un espacio que ayuda a fortalecer este puente. No reemplazan el rol de la familia, lo complementan. Y ayudan a que lo que se construye con años de esfuerzo, pueda continuar desde un nuevo lugar: elegido, comprendido y respetado.
Por Jael Itzcovitch. Directora y Mentora de Estim Groups. (www.estimgroups.com)